Tardes al sol.

Estoy intentando despejarme, relajarme, alejarme. Tengo un cielo azul sobre mi, mucho verde y en lo único que pienso es en cómo te gustaría este lugar. Te imagino durmiendo la siesta sobre el pasto recién cortado y recuerdo lo cómoda que era tu pancita. Estoy segura de que te encantaría acá, conmigo o sin mi, no lo sé, pero sí te encantaría, se respira paz y en el aire hay buenas energías.

No puedo. No me sale. Intento no pensar, pero soy más débil de lo que creí, creo.

Me haces falta, definitivamente ya no puedo negarlo.

Te necesito acá, allá y en la China. 

Volvé pronto.